A lo largo del siglo XX, los niveles de producción global aumentaron, prolongando un proceso que comenzó con la Revolución Industrial. Así surgió el modelo económico lineal, un sistema basado en extraer recursos de la naturaleza, producir bienes, impulsar el crecimiento económico y, finalmente, desechar los resultados. Con el tiempo, sin embargo, este ciclo ha tenido un costo muy alto para el planeta, lo que ha hecho necesaria la adopción de alternativas más sostenibles, como la economía circular.
¿Qué es la economía circular?
A diferencia del modelo lineal, la economía circular busca reemplazar la extracción excesiva de recursos naturales con la reutilización y el reaprovechamiento de materiales que ya han sido producidos o que están a punto de ser desechados.
Para alcanzar este objetivo, la tecnología juega un papel crucial. Es gracias a los avances tecnológicos que el modelo de economía circular puede ser viable, permitiendo que sus principios sean accesibles, prácticos y escalables, y que constituyan una respuesta adecuada a los retos de su adopción masiva.
Principios de la economía circular
Este cambio de pensamiento lineal se basa en tres principios fundamentales:
- Eliminar los residuos;
- Circular los productos;
- Regenerar la naturaleza.
Desde la perspectiva de la producción de energía a gran escala y de los residuos, la simbiosis industrial es un ejemplo destacado. En este modelo, los subproductos del proceso de una empresa pueden utilizarse para otros fines en lugar de ser desechados.
El uso de energías renovables también encaja en el marco de la economía circular. La extracción de combustibles fósiles, en esencia, sigue un modelo lineal. Una vez extraído, el petróleo se quema, generando desechos ambientales, en particular CO₂, cuya creciente concentración en la atmósfera es uno de los principales impulsores del calentamiento global.
La tecnología verde como motor de cambio
El término tecnología verde abarca diversas innovaciones, ya sea en la generación de energía, la producción industrial o incluso la captura de carbono de la atmósfera, todas con un impacto ambiental significativamente menor en comparación con los métodos tradicionales utilizados durante décadas.
Ejemplos de tecnologías verdes incluyen el big data y la inteligencia artificial, que pueden aprovecharse para diseñar productos más ecológicos. La robótica también desempeña un papel clave, optimizando procesos de producción y reduciendo el impacto ambiental, junto con la biotecnología y la impresión 3D.
Diseños inteligentes
Conceptos como el diseño circular buscan crear productos con mayor vida útil, que puedan reutilizarse o reprocesarse. La clave está en diseñarlos de manera modular, facilitando el desensamblaje y permitiendo el intercambio y reaprovechamiento de piezas con un esfuerzo mínimo.
No obstante, la tecnología verde por sí sola no es suficiente. Los creadores y productores de estos bienes también deben asumir una responsabilidad ecológica. Muchos de nosotros hemos comprado productos de corta duración, un fenómeno que no es casualidad: vivimos en la era de la obsolescencia programada.
Trazabilidad y logística inversa
La trazabilidad es un área apasionante, pues demuestra cómo la tecnología puede descubrir oportunidades de innovación incluso en los detalles más pequeños. En la logística inversa, por ejemplo, los materiales se rastrean a lo largo de la cadena de suministro con ayuda del Internet de las Cosas (IoT).
Al conocer el destino final de cada artículo, es posible diseñar estrategias más eficientes para devoluciones, reaprovechamiento, localización de residuos y optimización de la recolección, además de agilizar los procesos de reciclaje.
Big data e inteligencia artificial
La inteligencia artificial también puede prever la demanda, ayudando a determinar la cantidad de productos que una empresa debe fabricar. Esto contribuye a optimizar la producción y evita la sobreproducción, que genera residuos excesivos.
Estas tecnologías también apoyan la creación de estrategias que hacen más efectiva la simbiosis industrial, identificando qué desechos pueden convertirse en materias primas para otros procesos de producción.
Biotecnología
La biotecnología es un campo en rápido crecimiento que utiliza organismos vivos o sus partes, como enzimas y células, para producir o modificar bienes y servicios, aumentando su eficiencia. Su lógica se basa en aprovechar el conocimiento humano de la naturaleza para generar soluciones inteligentes.
Aunque la palabra tecnología está en su nombre, la biotecnología existe desde hace siglos, como en la producción de pan, donde la levadura es esencial. En la economía circular, las ideas inspiradas en la naturaleza pueden resultar altamente eficientes.
Bioplásticos y biorremediación
En la práctica, la biotecnología se aplica en el uso de bioplásticos, materiales que se descomponen rápidamente y no generan desechos ambientales dañinos. La biorremediación, por su parte, utiliza microorganismos como hongos y bacterias para limpiar ecosistemas.
Biominería
La investigación con microorganismos también puede darnos ideas y estrategias innovadoras, como la biominería. Este campo utiliza organismos vivos para extraer metales preciosos de los desechos electrónicos, permitiendo su reutilización, una solución esencial ante la producción masiva de teléfonos móviles, computadoras y tabletas.
Hacia una verdadera economía circular
Existen varias consideraciones importantes para potenciar la economía circular. La más evidente es la barrera de inversión. Desarrollar estas tecnologías requiere investigación y desarrollo profundos, así como altos costos de implementación.
Otros dos aspectos clave son la capacitación de la fuerza laboral para operar estas nuevas tecnologías y prácticas, y los debates regulatorios destinados a apoyar la transición de modelos económicos lineales a circulares.
Un aspecto que suele pasarse por alto es el carácter paradójico de esta transición: aunque las tecnologías verdes producen energía más limpia, aún dependen de metales cuya extracción puede ser dañina para el medio ambiente, como en el caso de los paneles solares.
Por ello, es esencial aplicar los principios de la economía circular también a la fabricación de estas tecnologías, para garantizar que la solución a un problema no genere, a su vez, la creación de otro.